Una de las primeras clientas que tuve me contó algo que luego lo vi en la mayoría de personas que he ayudado a mejorar sus hábitos.
Le vamos a poner un nombre ficticio: Claudia.
Claudia llegó a mi consulta y me dijo que de lunes a viernes comía bien, argumentándome que comer «bien» para ella significaba comer vegano, prescindir del chocolate, no comer productos procesados, comer cereales integrales sin gluten, mucha verdura y desayunar pudines de chía, batidos verde y copos de avena con bebida vegetal, por ejemplo. Pero me contaba también y me relataba cómo cuando llegaba el viernes por la noche y se sentía sola con su hija después de su divorcio empezaba a comer dulces y chocolate de manera descontrolada sin tan siquiera «importarle» si eran veganos, procesados o elaborados con azúcar y otros ingredientes refinados y de mala calidad.
La primera señal que detecté en lo que le ocurría a Claudia y por dónde tenía que ir la solución fue cuando me dijo la frase «De lunes a viernes como bien». ¿A caso se trata de vivir la alimentación como «hacerlo bien o mal»? No, por supuesto. Esta frase me la han dicho muchas veces las personas que han hecho programas online conmigo, retiros y, en general, personas que han tenido la oportunidad de contarme su tipo de alimentación.
Entonces, hay varias cosas que puedes hacer para que no te ocurra esto y no pases de una alimentación saludable a los atracones y a los antojos de alimentos «prohibidos para ti» el fin de semana.
10 maneras de evitar los atracones y la comida poco saludable el fin de semana
- Conocer tu bioindividualidad. Es decir, saber qué es lo que a ti personalmente te gusta y te conviene más. Por ejemplo, si eres más de dulce o de salado, si prefieres hacer 5 comidas al día o 3, si te gusta merendar o no, etc.
- Respetar tu bioindividualidad. No tiene ningún sentido ir en contra de lo que a ti te gusta y te conviene. Es decir, si te gusta el chocolate, ¿por qué intentar eliminarlo de tu dieta en lugar de incorporarlo en su versión más saludable que te guste a diario? Por ejemplo, con Claudia cambiamos la prohibición que se había autoimpuesto ella de no comer chocolate porque asociaba eso a engordar y a no ser saludable por incorporar a diario cacao en sus batidos, en sus pudines de chía, en bolitas crudiveganas, etc. y así cuando llegaba el fin de semana y se sentía emocionalmente más vulnerable no tenía la necesidad de «atacar» el chocolate procesado. A parte, por supuesto, trabajamos el aspecto emocional, sus creencias, su sentimiento de soledad, la autoexigencia y el perfeccionismo, entre otras cosas.
- Dejar de reprimirte y de juzgarte. Una vez conozcas qué es lo que más te gusta y te conviene, respétalo y, sobre todo, no te juzgues por ello si no es lo que te gustaría mentalmente que fuera o si no es lo más «convencional» o «saludable». Por ejemplo, sé de personas a quien les gusta desayunar ensaladas, hecho que no es lo más habitual. O también conozco a personas que comen saludable y que les gusta tomarse un café al día después del desayuno, hecho que para algunas personas podría no ser tan saludable. Y tengo una amiga que come muy saludable pero que le encanta de vez en cuando comerse una bolsa de patatas chips y para no comerla de cualquier manera el fin de semana cuando queda con sus amigos se las compra ecológicas y se las come tranquilamente en casa viendo una película o se la lleva al bar cuando se reúne con los amigos.
- Ser más flexible y tolerante. A mi personalmente me ocurrió hace años que era muy intransigente con mis decisiones alimenticias, sin escucharme en cada momento si algo me apetecía o no. El hecho de haberme reprimido tantos años probar galletas, magdalenas y croissants, por ejemplo, hizo que eso se quedara en mi inconsciente y muchos años más tarde empecé a hacer atracones para, entre otras cosas, probar todo aquello que durante tanto tiempo para mi fue prohibido. Esto en menor escala es lo que te puede estar pasando a ti a diario. Entonces, sé más flexible y tolerante a la hora de permitirte comer cosas que realmente te apetecen mucho. Si te satisfacen en su versión más saludable, genial, pero si no es así, permítete comerlo cuando veas que realmente lo deseas mucho desde el amor hacia ti, no en un momento de malestar emocional.
- Ser creativa. Imagina maneras de poder comer entre semana aquello que tanto te gusta y que sólo te permites comerlo el fin de semana. Por ejemplo, nunca he entendido porque cuando alguien hace una dieta tiene que tener un día libre y, además, tiene que ser el fin de semana. Primero que para mi no tiene que haber un día libre, sino que se debe vivir la alimentación siempre como algo libre y elegido por uno mismo. Y, segundo, que no entiendo porqué tiene que ser el fin de semana y no un día entre semana. Por ejemplo, imagina que estás siguiendo una dieta específica de estas y te dice que el domingo es un día libre para ti pero justo ese día tu lo pasas en casa tranquilamente y no te importa comer saludable pero que, en cambio, los miércoles te encanta ir al cine y después salir a cenar. ¿Por qué vas a tener que dejar de comer tus palomitas ese día y disfrutar de la cena y, en cambio, «obligarte» el domingo a ser el día de la excepción?
- Tener una actitud proactiva. Si has descubierto que te encantan los pasteles, los helados, el pan o cualquier otro alimento que es muy fácil terminar comiéndolo en una versión poco saludable si no lo tienes sano en casa pasa ya a la acción, toma una actitud proactiva, y aprende a elaborarlos por tu cuenta de manera saludable, investiga dónde puedes conseguirlos, etc. Hoy en día hay mucha información, recetas y empresas que hacen versiones saludables de todo. Asegúrate de tener siempre en casa o a la mano lo que te gusta, de llevarlo encima cuando vayas a un restaurante el fin de semana, etc.
- Nutrirte con alimentos primarios. Si no pones en la alimentación todo el peso de tu salud, felicidad y bienestar no necesitarás descomprimir, evadirte o premiarte con comida cuando llegue el fin de semana. Te recuerdo los alimentos primarios: hacer ejercicio físico, disfrutar de relaciones con las personas y contigo misma sanas y bonitas, practicar a diario momentos de espiritualidad y conexión contigo misma y tener un trabajo que te guste con el que te sientas realizada y alineada con tu propósito.
- Observarte con curiosidad. Si a pesar de todos los consejos que te he dado hay veces que cuando llega el fin de semana comes algo que te excedes con las cantidades de comida o comes cosas que entre semana no harías, obsérvalo con curiosidad y no te juzgues ni castigues por ello.
- Tener paciencia. Pensar que de un día para otro vas a cambiar esta inercia de comer en exceso el fin de semana o comer cosas que te gustaría soltar de tu alimentación no es realista. Es un trabajo emocional, mental y profundo, así que ten paciencia y sé amable contigo misma frente a las recaídas.
- Buscar ayuda. A veces hay que buscar ayuda de algún profesional que nos ayude a reaprender a comer, a cambiar hábitos, a gestionar las emociones, etc.
6 motivos por los cuales te ocurre esto los fines de semana
- Porque entre semana retrinjes calorías o micro o macro nutrientes, es decir, puede ser que tengas hambre descontrolada el fin de semana porque no sabes cómo comer de manera equilibrada entre semana.
- Porque de lunes a viernes no te permites comer grasas por miedo a engordar y el fin de semana el cuerpo te lo pide de manera inconsciente y, por lo tanto, descontrolada.
- Porque a tu comida diaria le falta «chispa», sabor, gracia… y necesitas irlo a buscar fuera.
- Porque no sabes decir que no delante de la insistencia de tus amigos o compañeros de mesa que te insisten en que tienes que comer «normal». Esto es porque no te valoras lo suficiente, o no estás segura de lo que quieres o en realidad te apetece comer lo que te ofrecen aunque consideres mentalmente que no deberías.
- Porque te encanta comer y tienes una personalidad en la que la comida es un acto de disfrutar enorme y cuando estás en un momento de gozo como es la reunión con amigos o una cena romántica con tu pareja se te dispara el disfrute al máximo.
- Porque te sientes sola y vacía, y cuando llega el fin de semana te das más cuenta de ello porque no estás trabajando y te llenas emocionalmente con comida.
Te comparto la grabación del facebook live que hice para hablar más del tema y resolver dudas
Espero que te sea de utilidad y puedes dejarme en los comentarios tu reflexión y aporte.
Un abrazo,
Nuria
5 comentarios
¡me encanta la idea de la actitud proactiva!
Hola! soy de Chile, me veo reflejada en muchos de lo que señalas,soy adicta a lo dulce y tengo claro que ello se potenció desde mi infancia al interior de mi familia, quienes demuestran afecto a través de la comida. Hace un largo tiempo estoy tratando de controlar mi adicción y no ha sido fácil; te agradezco la forma de profundizar en el tema, brindando la oportunidad de reconocer las diferencias de cada una, sin sanción y tranquila.
Gracias.
Patricia
Moltissimes gràcies Núria, un plaer escoltar-te
Una abraçada, Pilar!
Es el primero de tus post que leo, y me ha inspirado un montón. Me gusta la forma en que desculpabilizas el acto de «comer». Me ha encantado el concepto de «NUTRIRTE de alimentos primarios». Te felicito porque creo que tu visión es global y completa. Gracias!