El gomasio, también conocido como sal de sésamo, es una receta oriental a base de semillas de sésamo y sal marina.
Constituye un excelente condimento para usar de forma cotidiana en la cocina. Sirve para salar los alimentos, a los que también aporta un delicioso sabor a fruto seco.
Características
– Rico en calcio. El gomasio aporta mucho calcio orgánico fácilmente asimilable y de mucho mayor aprovechamiento que el procedente de los productos lácteos, lo que evidentemente favorece la salud ósea y frena los procesos degenerativos de los huesos. Indicado en casos de artrosis y osteoporosis. Una semilla de sésamo aporta 6 veces más calcio que la leche y 5 veces más hierro que la carne.
– Enriquece los platos con sales minerales, ácidos grasos insaturados cardiosaludables, lecitina y vitaminas. Es un poderoso remineralizante.
– Las semillas de sésamo contienen un 20% de proteína, una cantidad semejante al resto de frutos secos.
– Nutre el sistema nervioso.
– Rico en vitaminas y minerales lo convierte en un buen complemento alimenticio, sobretodo para personas anémicas.
– Es muy alcalino; correctamente masticado, beneficia al estómago hiperactivo y/o ácido.
– Aporta energía.
– Recomendado para personas con insomnio Yin, es decir, cuando el sueño está alterado debido a la dispersión de la mente. En este caso, se toma una cucharada de postre bien masticada antes de ir a dormir para ayudarnos a concentrar y que la energía no se nos expanda sino al contrario, para contraerla.
Usos
– Como condimento encima de cereales, verduras, pastas, etc.
– George Oshawa, fundador de la Macrobiótica, recomendaba usar una cucharadita diaria sobre el cereal integral.
Compra y almacenamiento
Prefiere el sésamo sin tostar ecológico que puedes comprar en cualquier tienda naturista. Guárdalo en un frasco de vidrio hermético. No lo conserves durante más de 8 días.
Preparación
1. Tostar ligeramente 6 cucharadas soperas (muy abundantes) de semillas de sésamo. No deben quedar muy tostadas.
2. Dejar enfriar en una bandeja de horno o un recipiente parecido y continuar moviendo para que no se tuesten más las semillas debido al calor.
3. Machacar las semillas con un suribachi o molinillo de café.
4. Añadir una cucharada sopera (rasa) de sal marina gruesa ecológica.
5. Continuar machacando hasta que quede una consistencia como en la foto de arriba. No debe quedar reducido a polvo.
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