Durante un viaje a Miami tuve la oportunidad de asistir a dos sesiones de “Un curso de milagros” sin saber a qué iba, si sería tipo “secta”, algo demasiado religioso para mi…
Sí, se habla de Dios y se reinterpreta la Bíblia, una Bíblia en donde ya no existe la culpabilidad, ni el castigo, ni el tiempo, ni la impaciencia ni los pensamientos negativos. Me di cuenta de hasta qué punto estamos en una sociedad en donde se nos amenazaba que si no hacemos o pensamos tal cosa somos malas persona y se nos castigará, en donde se nos sumerge en un estado de negativismo generalizado por no ser perfectos a ojos de Dios o de los otros, e incluso una sociedad en donde parece que seas más talentoso si consigues el “éxito” de joven porque de mayor ya nadie te valorará.
Así que dejando de un lado los prejuicios que podría haber tenido (que en realidad no los tenía), decidí disfrutar de lo que para mi fue una lección de humildad, de humanidad y de RESPETO en mayúsculas. Con tan sólo dos veces de acudir a lo que para mi vendría siendo unas reuniones entre amigos para hacer coaching grupal de autocrecimiento, ayuda y apoyo incondicional, aprendí a valorar cada instante de mi vida aún más, a saber ver que todo lo que ocurre en esta vida es por alguna razón y porque algo tenemos que aprender de ello, aprendí también a liberar la culpabilidad más allá de lo que racionalmente ya conocía, a respetar que mi tiempo no es el tiempo de Dios y por lo tanto de nada me sirve la impaciencia por ser más o menos exitosa en más o menos tiempo, a aceptar mi pasado y dejarlo marchar, y también aprendí a no entrar en conflicto con nada ni con nadie. Aprendí, finalmente, que todos y cada uno de nosotros nacimos para brillar, para ser felices sin miedos ni culpas, y para hacer lo que queramos.
Te dejo un extracto de un libro sobre reflexiones de “Un curso de Milagros” por si te resuena, si te inspira, por si te ayuda a quitarte un bloqueo emocional que te impide luchar por tus objetivos de salud y de vida. Libérate de los prejuicios al leer el extracto como lo hice yo y valora el mensaje que transmite. ¡Hazte este regalo!
«Nuestro miedo más profundo no es ser incapaces. Nuestro miedo más profundo es que somos infinitamente poderosos. Es nuestra luz y no nuestra oscuridad la que más nos atemoriza. Nos preguntamos a nosotros mismos: ¿y quién soy yo para ser un ser brillante, maravilloso, talentoso y excepcional?
De hecho, ¿quién eres tú para no serlo?
Tú eres un hijo de Dios. Si juegas a ser pequeño, no le sirves al mundo. No hay nada luminoso en disminuirte para que otras personas no se sientan inseguras a tu alrededor. Todos estamos llamados a brillar, como lo hacen los niños. Nacimos para manifestar la Gloria de Dios que habita dentro de TODOS nosotros y no sólo en unos cuantos.
Mientras más permitimos a nuestra luz interior brillar, inconscientemente, damos a los que nos rodean el permiso para que ellos hagan lo mismo. Mientras nos liberamos de nuestros propios miedos, nuestra sola presencia libera a otros automáticamente.»
Extracto de: A Return to Love: Reflections on the Principles of a Course in Miracles, escrito por Marianne Williamson.
Un comentario
¡Que verdad! Gracias por recordarme este tema. Acabo de tener un bajón por sentir – sin alguna «razón razonable» – de no merecerme algo excepcional (además yo lo vivo así, pero quizás en absoluto no lo sea…)
Es que todos los que – como yo y seguramente tú también – viven intensamente la dimensión espiritual no se atreven a desear… como si fuera por un lado malo el desear y al mismo tiempo tan fácil y automático abandonar, según las enseñanzas del Buda, todos deseos. No, no somos Buda (seguramente no yo). Y además «lo a que te resistes persistes».
Es un tema que he tratado en mi articulo sobre la envidia. Me gustaría que le echaras un vistazo http://coach2enjoy.wordpress.com/2013/03/29/apologia-de-la-envidia/.
Por cierto, ¿te viene a la mente algun consejo de alimentación para aconsejar a quienes «no se atreven»?