El estilo de vida SEN no sólo te ayuda en la parte física y a los hábitos de comer, sino que también te permite tomar conciencia de qué es lo que está funcionando en tu vida y lo que no. Esto es gracias a que cuando empezamos con esta manera de vivir y comer estamos más enfocados en el ser, en la presencia, en conectarnos hacia dentro y en comer sólo alimentos que nos benefician y permiten que estemos en el aquí y el ahora.
A partir de este darse cuenta es muy bonito ver como se despliega un camino hacia el bienestar precioso, donde poco a poco aprendemos a vivir desde el amor en lugar de hacerlo desde el miedo. Cuando vivimos desde el miedo podemos sufrir ansiedad, antojos, hambre emocional, ataques de pánico, obsesión por la comida, relaciones tóxicas con los demás y con nosotros mismos, pensamientos negativos, sentimiento de culpabilidad constante, estrés, agobio, etc. Cuando vivimos desde el AMOR disfrutamos de relaciones sanas que nos suman, tenemos pensamientos positivos, nos observamos con curiosidad, somos amables con nosotros mismos y los demás, dejamos de lado la crítica para ser tolerantes y flexibles, y la ansiedad, la culpa, el estrés y los agobios se disipan.
Una de las cosas importantes de cuando vivimos desde el amor es que nos gusta llevar una alimentación SEN, y a través de ella empezamos a experimentar más energía, alegría, buen humor, somos más proactivos y estamos más en paz con quienes somos. A un nivel más profundo, nuestro paradigma de qué es la vida y cómo nos relacionamos con ella cambia: dejamos de vernos como víctimas de lo que nos ocurre para convertirnos en responsables –que no culpables- de ello, y agradecemos todo lo que sucede porque no sólo lo hace para que aprendamos algo, también porque sabemos que desde el momento en el que nos sucede significa que la Vida ya lo ha aceptado. Encontramos nuestro propósito, conocemos nuestro aporte de valor y, en definitiva, nos autoconocemos. Y a la vez, este autoconocimiento es el que necesitamos para dejar de actuar de manera auto destructiva, para escuchar lo que necesita de verdad nuestro organismo y para sanarnos emocionalmente. Si no nos conocemos no nos podemos aceptar. Si no nos aceptamos no nos queremos. Si no nos amamos no nos respetamos. Si no nos respetamos no comemos lo que de verdad nos nutre desde dentro hacia fuera. Es así de fácil y a la vez así de complicado al principio porque estamos muy enredados en nuestra mente y nuestras emociones, y vivimos desconectados de nuestra esencia.
Entonces, para mi el bienestar emocional, mental, espiritual y la alimentación SEN van de la mano. Una persona que coma alimentos saludables, energéticos y nutritivos sanará más rápidamente y fácilmente sus emociones porque está más despierta, más presente, más consciente de todo y no podrá ni querrá cerrar los ojos a su realidad. (Y esto es lo que ya te está ocurriendo en este detox.) Y una persona que emocionalmente esté sana fácilmente comerá alimentos que le nutran de verdad y no recurrirá a falsos alimentos que le quiten energía, le pongan de mal humor, le provoquen mala salud física, ni necesitará tapar o evadirse con la comida, es decir, no pondrá sus bienestar en peligro por unos falsos alimentos. (Esto es lo que empezarás a notar muy pronto si después del detox siguen con la alimentación SEN.) Porque si nos amamos, queremos, aceptamos y respetamos todo lo otro fluye: ingerimos alimentos beneficiosos, nos apetece mover el cuerpo, nos relacionamos con gente que está en la misma energía, conseguimos el trabajo que se ajusta a nuestra manera de ser, agradecemos cada día y estamos en paz con la vida. Es así.
Para conseguir una buena salud emocional debemos poner atención a nuestro cuerpo físico nutriéndole con alimentos de verdad que no provoquen una alteración en nuestros intestinos, ya que en ellos se encuentran millones de bacterias con una relación directa a nuestra salud emocional.
Pero también debemos prestar atención a nuestro cuerpo emocional trabajando aquello que nos está impidiendo brillar, a nuestro cuerpo mental para cambiar aquellas creencias y pensamientos que nos están limitando y a nuestro cuerpo espiritual para encontrar nuestro aporte de valor y nuestro propósito.
Te invito ahora a que reflexiones sobre qué es lo que realmente buscas sanar mirando hacia tu interior. ¿Qué es lo que te está impidiendo vivir desde el amor?
Mientras tanto, anota también en una libreta cual es el pequeño cambio de hábitos o de alimentación que empezarás a hacer desde hoy.
Un abrazo enorme,
Nuria
3 comentarios
Excelente artículo Nuria. Me ha servido muchom y me he sentido muy identificado con lo que cuentas. Me da fuerza y ánimo pensar que hay gente que coincide con tus intereses y tu forma de sentir.
¡Muchísimas gracias, Juan Manuel!
Un abrazo enorme,
Nuria
Gracias Nuria por el artículo. Yo como tu, empece con la anorexia en los 18 años, tengo 41, dos hijos, y aún reminiscencias. Lo tengo todo: amigos, salud, un compañero que me quiero mucho tal como soy, una «buena» carrera profesional,… pero continuo viviendo desde el miedo. Hay épocas que estoy muy bien, pero hay épocas que estoy fatal. He hecho mil y una cosas: terapias, meditación, yoga,… pero no hay forma de tirar adelante, de hacer un reset, de borrar/aceptar/… mi pasado. Siempre me he hecho responsable de todo lo que me ha pasado, no me gustar echar la culpa a los otros, pero hay veces, que me gustaría que poder quejarme, poder hundirme, llorar… pero no puedo. Yo tengo que ser fuerte, valiente, …Ni vivir en desde el amor, ni desde el miedo, sino desde la no sensibilidad.